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20ª Feria del Libro Infantil y Juvenil (Buenos Aires, Argentina)

Organizada por la Fundación El Libro, del 12 al 31 de julio de 2010 se realizará la 20ª Feria del Libro Infantil y Juvenil en el Centro de Exposiciones de la Ciudad de Buenos Aires (Avdas. Figueroa Alcorta y Pueyrredón).

Debido a razones sanitarias de público conocimiento, la Fundación El Libro canceló la realización en 2009 de la 20.ª Feria del Libro Infantil y Juvenil.

Ofrecemos toda la información relacionada con este gran evento:

El lema de la Feria

El lema de esta edición de la Feria será “Encantados de leer”.

Encantados nos remite a un saludo cordial al conocer o encontrarse con alguien. Ese encuentro nos da gusto, nos genera placer. En el caso de la lectura, también es un encuentro íntimo entre el libro y el lector que lo lleva a disfrutar de lo que lee.

Encantados nos remonta a los cuentos clásicos infantiles, donde encantamientos como el del príncipe en sapo, o de otras personas y objetos, atrapan desde siempre a los chicos, desarrollando su imaginación y creatividad.

Encantados nos lleva a bucear en la literatura fantástica, donde chicos y jóvenes quedan “hechizados” interesándose por las diferentes historias.

Encantados nos da la sensación de estar satisfechos por la realización de diferentes actos. El leer nos nutre, da significados y alas para recorrer nuevos y diversos caminos.
Información general

Acto inaugural: Se realizará el lunes 12 de julio, con la presencia de autoridades nacionales y municipales, cuerpo diplomático, escritores, educadores, expositores, miembros de la Fundación El Libro e invitados especiales.

Horarios

La Feria permanecerá abierta todos los días, en los siguientes horarios:

* Del lunes 12 al viernes 16 de julio: de 9 a 18 horas.
* Del sábado 17 de julio al sábado 31 de julio: lunes a viernes de 11 a 20 horas, y sábados y domingos de 14 a 20 horas.

Valor de la entrada

Entrada general: $ 15.- para mayores de 18 años.

Ingreso gratuito:

* Menores de hasta 18 años inclusive.
* Jubilados y pensionados, con documento probatorio, que acompañen a menores de hasta 12 años.
* Docentes que exhiban comprobante de su condición.
* Contingentes escolares que hayan solicitado previamente su visita. Más información sobre visitas de contingentes en la página web de la Fundación El Libro, aquí.

Visitas Escolares

Los alumnos y sus docentes están invitados a participar en esta nueva edición de la Feria del Libro Infantil y Juvenil, y pueden ingresar sin cargo durante los días de clase.

Se aceptan visitas de contingentes educativos durante toda la Feria. Para todos los casos se debe solicitar la visita anticipadamente.

Atención especial: los alumnos que visiten la Feria del lunes 12 al viernes 16 de julio, recibirán cada uno, una entrada sin cargo para un adulto para ser utilizada exclusivamente un sábado o domingo.

Más información en la página web de la Fundación El Libro, aquí.
Concursos para chicos y jóvenes

Hasta el viernes 6 de agosto hay tiempo para participar en forma individual o grupal en los siguientes concursos:

* Concurso de ilustración “¡Este personaje me encantó!”. Para chicas y chicos de 4 a 9 años.
* Concurso de cuentos “La escuela encantada”. Para chicas y chicos de 9 a 11 años.
* Concurso de cómic “Entre globos y viñetas”. Para jóvenes de 12 a 17 años.

Las bases de cada concurso y el mecanismo de participación se encuentran en la página web de la Fundación El Libro, aquí.

Concurso para docentes

Se invita a docentes de todos los niveles educativos —en actividad o no— residentes en la República Argentina, a participar en el Concurso de microrrelato “Escribir para encantar”. Microrrelato para niños y jóvenes, inédito y de tema libre.

Los trabajos se reciben hasta el viernes 6 de agosto.

Las bases se encuentran en la página web de la Fundación El Libro, aquí.
Actividades Especiales

Diseñadas especialmente para profesionales y estudiantes de todas las áreas vinculadas a la educación y al mundo del libro infantil y juvenil.

Encuentro de Profesionales del Libro Infantil y Juvenil

* Lema: “Librerías que encantan”.
* Días: 19 y 20 de julio de 2010.
* Dirigido especialmente a libreros, titulares y personal de librerías y editores, tiene como objetivo crear un espacio para el intercambio y la capacitación de los mediadores entre el libro y el lector, involucrados en el creciente desarrollo del negocio de los libros para chicos y jóvenes en nuestro país y Latinoamérica. Para ello, ofrece una serie de actividades participativas vinculadas con la producción, la distribución, la venta, la promoción del libro y de la lectura.
* Ver programa provisorio.
* Formulario de inscripción.
* Formulario de inscripción – Promoción 3 x 2.

Jornadas para Docentes y Mediadores de Lectura

* Lema: “Artes para encantar lectores”.
* Días: 21, 22 y 23 de julio de 2010
* Para docentes de todos los niveles, bibliotecarios, estudiantes, profesionales del área de la salud, de la educación especial y agentes de espacios comunitarios.
* Ver programa, mecanismo y formulario de inscripción.

Foro de Promoción del Libro y la Lectura

* Lema: “Encantados de leer en la Biblioteca”.
* Día: 24 de julio de 2010.
* Organizado por ABGRA, destinado a bibliotecarios, docentes y padres. Busca ampliar la formación necesaria para seleccionar libros destinados a niños y jóvenes.
* Ver programa, aranceles y mecanismo de inscripción.

Para mayor información sobre cualquiera de estos eventos dirigirse a:
Fundación El Libro
Hipólito Yrigoyen 1628, 5º Piso
(C1089AAF) Buenos Aires
Argentina
Tel: (54-11) 4370-0600
Fax: (54 11) 4370-0607
Horario de atención: de lunes a viernes de 9 a 17 horas.
Email: infantilyjuvenil@el-libro.org.ar
Web: www.el-libro.org.ar

Cristina asistirá a la apertura de la Feria del libro Frankfurt 2010

Griselda Gambaro será la escritora que junto a la Presidenta abrirá este importante encuentro editorial en octubre próximo, donde Argentina será huésped de honor. El anunció se realizó en la presentación en Alemania del Pabellón argentino.

Argentina desembarcará en la Feria del Libro de Frankfurt 2010 con la presencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y una delegación de 40 escritores, anunció hoy la embajadora Magdalena Faillace en el Instituto Cervantes de Alemania, en un encuentro donde no faltaron las dos pasiones argentinas, el fútbol y la política.

Griselda Gambaro será la escritora que junto a la Presidenta abrirá este importante encuentro editorial en octubre próximo, donde Argentina será huésped de honor.

Así lo anunció Faillace -acompañada por el titular de la feria alemana, Jurgen Boss- al presentar el Pabellón argentino y las diversas actividades que dentro de cuatro meses Argentina desarrollará en Frankfurt y otras ciudades.

La elección de Gambaro tiene que ver con que "su obra y trayectoria siempre han sido signadas por el compromiso contra todo autoritarismo.. (ella) sabe lo que significa el exilio, la censura, la lucha con la palabra y con el gesto", afirmó Faillace.

Juan Gelman, Diana Bellessi, Luisa Valenzuela, Ricardo Piglia, Abelardo Castillo, Mempo Gardinelli, Claudia Piñeiro, Martín Kohan, César Aira, Roberto Tito Cossa, Sylvia Iparraguirre, Osvaldo Bayer y Noé Jitrik son otros de los escritores que serían invitados para participar de la feria, aunque todavía no se dio la lista definitiva.

Boss, quien ofició de anfitrión, abrió el encuentro hablando de fútbol: "la tentación" de saber qué ocurrirá el sábado cuando ambos países se enfrenten por el Mundial de Sudáfrica "es muy grande", bromeó, aunque enseguida pasó a lo suyo y destacó "la entrañable sensación de familiaridad" que despierta el vínculo con Argentina en su país.

Una corrección o más bien el cierre de una idea se hizo necesaria cuando el alemán ponderó "la voluntad de reconciliación" con que los escritores argentinos se refieren a la última dictadura militar, "uno de los temas más recurrentes, después de la migración", a ser presentados en la feria, observó.

"Nuestro gobierno lleva adelante una importante política de derechos humanos, pero quiero aclarar que no hay posibilidad de reconciliación sin justicia", como se está haciendo con los distintos procesos judiciales abiertos contra represores y genocidas, advirtió Faillace.

Volviendo a lo propio, la titular de COFRA -la comisión que desde Cancillería organiza la presencia de nuestro país en esa feria- dijo que el fin de cada una de las actividades planeadas, que superan ampliamente lo literario, es "mostrar una Argentina orgullosamente Latinoamericana, con toda su particular diversidad cultural".

Este año habrá más teatro, más cine, más danza y más música, en resumidas cuentas, más "cultura argentina en movimiento" dentro y fuera del inmenso stand que cuenta con 450 metros cuadrados sólo para los editores locales, con un laberinto central delineado a partir de la simbología borgeana, que permitirá al visitante trazar su propio recorrido.

Las figuras de Jorges Luis Borges y Julio Cortázar, los dos escritores más reconocidos fuera del país, serán eje del `stand` argentino, aunque Boss destacó la participación de "autores jóvenes que durante la dictadura militar eran niños" y en sus textos muestran "ese grotesco" con una "mirada que viene de esa infancia".

En ese `stand` se presentarán los 292 títulos de 258 escritores que fueron traducidos a 31 idiomas en el marco del Programa Sur promovido por COFRA, "uno de los pilares de Argentina en este evento porque proyecta nuestra idiosincrasia al exterior", indicó Faillace.

"Será un pabellón misterioso donde a través de los contenidos pretendemos mostrar la Argentina en sus 200 años y en su diversidad cultural", señaló.

La embajadora dijo que "se trata la celebración del Bicentenario más importante fuera del país", habida cuenta de que a ésta se suman 12 exposiciones de arte y patrimonio, arquitectura y diseño, sociedad, literatura y humor gráfico.

"La vida judía en Argentina", la "Literatura de vanguardia", ".. Argentina en viñetas" y "Alemanes en la arquitectura..", son algunas de esas muestras que se desarrollarán en Berlín y Frankfurt.
Un hito en las relaciones culturales" bilaterales ya que "por primera vez se inauguran 12 exposiciones de primer nivel en un plazo de cinco meses en un mismo país extranjero", remarcó Faillace.

Y adelantó que el programa de actividades paralelas a la próxima Feria de Frankfurt se completa con el programa Rayuela, en el cual cinco autores argentinos -Alan Pauls, Pablo Di Santis, María Negroni, María Sonia Cristoff y Ariel Magnus- pasarán un mes en Alemania, y cinco alemanes harán lo mismo en Argentina.

Participaron del encuentro, además de Boss y Faillace, Mercedes de Castro, titular del Intituto Cervantes de Frankfurt; María Pía Gagliardi; de la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP), Carlos de Santos, de la Cámara Argentina del Libro (CAL), y el escritor Marcelo Figueras, invitado por Alemania.

Fuente: Diagonales

Homenaje a Ernesto Sabato en su 99 cumpleaños

El Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires otorgará el premio José Hernández al escritor argentino Ernesto Sabato en ocasión de su cumpleaños número 99. Recibirán la distinción en su nombre su hijo Mario y sus nietos.

El homenaje se realizará el jueves 24 de junio a las 12 en el Auditorio de la Casa de la Provincia, Callao 237, de Capital Federal. Se referirá a la figura del escritor su biógrafa, la periodista Julia Constenla, y estarán presentes en la ocasión numerosas personalidades de la cultura.

Juan Carlos D`Amico, presidente del Instituto Cultural, se refirió a la planificación de este homenaje como un gesto de cara a un hombre que es un verdadero emblema cultural. “Su actitud es congruente con el espíritu de libertad, ansias de saber y solidaridad que fueron combustible para una fragua que forjó una personalidad comprometida con los derechos humanos",

Desde su provincia, Buenos Aires, Sabato desarrolló una literatura que pronto lo ubicó como uno de los referentes latinoamericanos. Mediante su prosa transformó la manera relatar historias y sus novelas son reconocidas y traducidas mundialmente.

El homenaje a las figuras que han dejado huella en la sociedad se estableció como una premisa desde el inicio de la gestión del Gobernador Scioli. En tal sentido ya han sido reconocidos por su aporte a la cultura con el premio José Hernández Quino, Eduardo Falú, Juan José Campanella, Gonzalo Pieres, Alberto Favero y Fernando Savater.

La historia poética de Argentina a través de sus doscientos años

ANTOLOGÍA REALIZADA POR JORGE MONTELEONE

200 años de poesía argentina es el flamante libro que el escritor e investigador Jorge Monteleone acaba de publicar con editorial Alfaguara, en el que recorre dos siglos de literatura de nuestro país que va desde la "Marcha patriótica" de López y Planes hasta los más destacados poetas de nuestros días.

La magnitud de la obra cuenta con pocos antecedentes. Sólo podríamos mencionar la antología del Centenario Juan de la C. Puig o la que Raúl Gustavo Aguirre publicó en los años sesenta, como trabajos emparentados a éste, por su ardua tarea y la ambición descriptiva del devenir de la poesía en nuestro país a lo largo de su historia.

Monteleone asume el desafío de repasar la obra de escritores de los últimos doscientos años y seleccionar en base a su profundo conocimiento, alcanzado a lo largo de sus 30 años de estudios dedicados al género, a los creadores más representativos de cada época.

"En lo formal -señala Monteleone-, la antología incluye poetas argentinos a partir de 1810, es decir, no excluye los poetas coloniales. Se inicia, simbólicamente, con la 'Marcha patriótica' del poeta neoclásico Vicente López y Planes, que fue adoptada por la Asamblea del año XIII como el Himno Nacional, y continúa con los grandes poetas románticos y gauchescos del siglo XIX (Hidalgo, Echeverría, Mármol, Guido y Spano, José Hernández, Ascasubi, del Campo, Gutiérrez, Andrade, Obligado y Almafuerte). El siglo XX se inicia con Lugones y continúa con los poetas modernistas y vanguardistas (de Carriego y Baldomero Fernández Moreno hasta Girondo y Borges). A partir de allí se expande a los poetas del siglo XX y llega hasta sus últimas producciones del siglo XXI".

La antología cuenta incluso con poemas publicados entre 2009 y 2010 y algunos aún inéditos. "Hay numerosos poetas conocidos pero muchos otros por descubrir", agrega el escritor.

El orden es cronológico, por año de nacimiento de los poetas y la antología llega hasta los nacidos en 1959. "Por razones de espacio fue limitada allí: ya incluye 218 poetas, más de 800 poemas distribuidos en mil páginas. Cada poeta tiene una breve pero completa ficha bibliográfica donde se indica lugar de nacimiento y muerte y la lista de todos sus libros de poemas publicados hasta ahora, dos índices además de un estudio preliminar con algunas líneas de lectura", destaca Monteleone.

La antología cuenta inevitablemente con el juicio crítico de su autor aunque la selección propuesta en este volumen, por su vastedad, deja abierta la posibilidad de otros criterios de análisis.

"El concepto que utilicé como noción crítica es el de constelación: un conjunto de elementos (poetas y poemas) que forman figuras cuya primera combinación propone el crítico, el antólogo, pero puede presentar otras, que dejo libradas al lector. Por ello toda esta antología no debe ser leída como un catálogo, sino como una estructuración", señala Monteleone.


TESOROS ENCONTRADOS


Este arduo trabajo de búsqueda suele estar plagado de sorpresas, detalles que escapan a la hipótesis original y que, más allá de que la modifiquen o no, la enriquecen indefectiblemente.

"En este caso fue la enorme vitalidad y diversidad de la poesía argentina; el conjunto de poetas y poemas que no corresponden a las zonas hegemónicas de difusión como el eje Rosario-Santa Fe-Buenos Aires, de bastante presencia en el canon de los últimos años, y que tienen una riqueza y una tradición igualmente vasta, como la poesía del Noroeste, por ejemplo, de continuidad y variedad sorprendentes. También me sorprendió la existencia de una tradición, que hasta ahora me parecía mucho más dispersa de lo que constaté. Y asimismo la certeza de que la poesía del siglo XIX no sólo no es una poesía romántica menor, sino prepara las coordenadas para la aparición de la poesía argentina del siglo XX", afirman Monteleone.

Por supuesto, la obra permite observar también desde nuestros días a aquellos autores que marcaron hitos o quiebres en la historia de nuestra poesía, aunque el autor de esta selección deja abierta la posibilidad de otras interpretaciones, el descubrimiento de nuevos cánones a la sombra de autores y poemas reunidos.

"Sin duda hay poetas que el conjunto de antologías a lo largo del tiempo confirman, al menos de un modo retrospectivo desde ahora, un canon relativamente fijo. Lo integran Echeverría y los gauchescos (Hernández, del Campo y Ascasubi), Mármol, Andrade, Guido y Spano y Almafuerte en el siglo XIX. Lugones como una figura inicial en el nuevo siglo, que tomará en algún modo el legado de Darío, atravesará el modernismo tardío y será todavía una presencia con la cual se miden los vanguardistas de los años veinte, la de Borges, Tuñón, Marechal, Molinari, Olivari, Girondo. Baldomero Fernández Moreno como el primer poeta que descubrió a la vez la impronta autobiográfica en la poesía. Enrique Banchs que realizó un libro perfecto, como La urna. Dos grandes transfiguradores del paisaje litoraleño: Carlos Mastronardi en su poema "Luz de provincia" y toda la obra, monumental, de Juan L. Ortiz. Y luego los poetas destacados de series diversas: entre otros Girri, César Fernández Moreno, Molina, Biagioni, Bayley, Pizarnik, Orozco, Juarroz, Padeletti, Gola, Escudero, Groppa, Gelman, Bignozzi, Bernardello, Lamborghini, Sylvester, Castilla, Carrera, Perlongher, Bellessi", señala Monteleone.

LOS OTROS, LAS OTRAS

Pero el autor de esta antología también rescata los que él llama "las joyas únicas, los tesoros ocultos o de culto". Se trata los poemas o los libros de "Viel Temperley, Calveyra, los aforismos de Aguirre, Freidemberg con su libro En la resaca, Aulicino, Inchauspe, Barrandéguy, entre muchos otros por descubir"

Y, finalmente, una mención especial para otros autores o autoras que no suelen incluirse en los cánones. "La poesía escrita por poetas mujeres, nacidas entre 1945 y 1959, un conjunto enorme con nombres insoslayables, que forman una antología en el seno de la antología. Y luego también los poetas populares, desde Atahualpa o Jaime Dávalos a los ocho poetas del tango".

En medio de tanta variedad y calidad de poetas, de tan diversos orígenes y formaciones, la reflexión final de Monteleone pone el énfasis simplemente en la poesía: "Debo decir que en esta antología comprendí que la belleza es 'común' y que no puede establecerse una jerarquía de poetas, más frecuentemente visitados por "la Señora", como llama Gelman a la poesía, así como otros hablaban de la musa. La belleza es común está más cerca del aserto de Lautréamont: la poesía debe ser hecha por todos".

200 años de poesía argentina

Autor: Varios

Selección y prólogo: Jorge Monteleone

Precio: $ 149

Editorial: Alfaguara

“Sigue existiendo la necesidad grupal, el buscar un nosotros”

La poesía como acto subversivo: Alberto Szpunberg y Vicente Muleiro pasaron por La Plata

El encuentro del último jueves, en el Centro Cultural Islas Malvinas, se trató de una auténtica oda a la poesía. Con definiciones como "la poesía lo puede todo", "me siento feliz cuando escribo versos", "el poema es un acto subversivo", los invitados, Vicente Muleiro y Alberto Szpunberg, compartieron con los presentes toda su pasión por el género.

La charla comenzó con un breve retrato de sus primeros años como poeta. Muleiro, quien también es narrador y actualmente subdirector de Radio Nacional, recordó el grupo "El ladrillo", donde comenzó su andar en la literatura junto a poetas como Jorge Boccanera y María del Carmen Colombo. "Era un grupo de una gran diversidad ideológica. Había troskistas, peronistas, comunistas. El cruce entre cultura política y poesía era fundamental", comentó Muleiro, sobre su experiencia recién iniciada la década del setenta. No fue el caso de Szpunberg, quien comenzó en los años sesenta y como militante del partido comunista. "A los 14 años me afilié al partido y leí todo lo que llegaba como formación política, desde La madre de Gorki hasta los poemas de Maiacovski. Por suerte, luego me echaron y tomé hacia otros rumbos políticos", confesó el autor de El Che amor.

Más allá de esos recuerdos, los invitados se distanciaron de toda melancolía. "Actualmente hay otros íconos de militancia, no se puede imitar las formas de los años sesenta y setenta. Lo primero, para un poeta, es escribir, un trabajo donde hay que insistir", aclaró Szpunberg. Desde una mirada periodística, Muleiro resaltó algunos hechos coyunturales que dieron lugar a nuevas expresiones. Las respuestas a las manifestaciones del campo, los festejos del Bicentenario. "Sigue existiendo la cuestión grupal, la necesidad de buscar un nosotros", sintetizó.

Alberto Szpunberg sólo publicó poesía, desde 1962, con Poemas de la mano mayor, su primer libro. Vicente Muleiro, en cambio, es autor de cuatro novelas, de obras de teatro, y coautor de una biografía sobre Jorge Rafael Videla, además de poeta. Sin embargo los dos coincidieron en atribuirle un don revolucionario al género. "La poesía es revolucionaria porque tiene un acto subversivo desde el mismo uso de la palabra, desde esa búsqueda", sentenció Szpunberg. Muleiro eligió una anécdota de la poeta Olga Orozco para aportar a esa idea: "ella estaba combatiendo al lenguaje cuando le escribía versos a su gata Berenice. Y también estaba iniciando un acto de provocación, más allá de sus ideas políticas".

Antes de finalizar el encuentro leyeron poemas de sus últimos libros. Muleiro, de Ondulaciones, y Szpunberg de La Academia de Piatock, ambos de 2009. El jueves próximo, como cierre del mes dedicado a la poesía, habrá una mesa de autores platenses. Los invitados, de diferentes generaciones, serán Patricia Coto, Virginia Fuente, Carlos Aprea y Miguel Delía.

Fuente: Diagonales

Romance del Quijote portugués, el hombre de las mil pasiones

Sábado, 19 de junio de 2010

LITERATURA › ADIOS A JOSE SARAMAGO, LEYENDA DE LAS LETRAS

Nació pobre y se formó como cerrajero, pero el joven Saramago intuía que su espíritu sólo se saciaría con algo más, esa formidable obra que significó premios, admiración y sinsabores.

Por Silvina Friera
Imagen: Rafael Yohai

El Quijote portugués, un “comunista libertario” que fue el único Premio Nobel de Literatura en esa lengua, decía que morir no es ningún acto heroico, sino una cosa de lo más corriente. No había rabia ni dramatismo en ese pensamiento. De un tiempo a esta parte, presentía que no iba a vivir mucho más. Sabía que si la vida es como una vela que va ardiendo, él tenía la certeza íntima de que estaba cerca de ese momento en que lanzaría una llama más fuerte antes de extinguirse. La enfermedad, una leucemia crónica, minaba su salud. Aunque el jueves había pasado una noche tranquila –la trampa que tiende la muerte cuando suelta el corset y proporciona una dosis de alivio–, el viernes después de desayunar comenzó a sentirse mal. José Saramago, uno de los grandes novelistas del siglo XX, murió ayer al mediodía, a los 87 años, en su residencia de la localidad de Tías (Lanzarote), “como consecuencia de un fallo multiorgánico”, según informó el sitio de su Fundación. Que la muerte sea una cosa de lo más corriente no vacuna contra el dolor. En Las pequeñas memorias, Saramago recordaba que cuando su abuelo analfabeto tuvo la corazonada de que ya no habría más futuro fue hasta el huerto de su casa y se despidió de sus árboles, abrazando en esa ceremonia del adiós cada uno de los troncos. Su nieto, tantos años después, se despidió de una forma “serena y plácida” de su familia.

Saramago nació el 16 de noviembre de 1922 en la pobre y rústica aldea portuguesa de Azinhaga (palabra que significa “calle estrecha”), situada a cien kilómetros de Lisboa y en las cercanías del río Tajo. En esa cuna geográfica, con su frontera de agua y de verdes, con sus casas bajas rodeadas del gris plateado de los olivares, se completó la gestación de un niño melancólico, un adolescente desmadejado, tan lleno de dudas como de certezas, contemplativo y frecuentemente triste. José de Souza se hizo más conocido por un error que selló su suerte. El funcionario encargado de registrar sus datos se equivocó y en vez de anotarlo como Souza le estampó el Saramago, el nombre de una planta que crece como yuyo por esas tierras. Aunque a los dos años emigró a Lisboa, nunca rompió sus lazos con el lugar de su nacimiento. Siempre se dejó llevar por el niño que había sido. Si la infancia es uno de los principales patrimonios de un escritor, el autor de Ensayo sobre la ceguera advertía que sin la madera de esa infancia no hubiera sido el que fue. La pobreza de esa familia de campesinos analfabetos, sin tierra ni recursos económicos, abortó la posibilidad de que ese niño enjuto y brillante estudiante terminara sus estudios secundarios. Saramago tuvo que ayudar a la familia y trabajó en una herrería mecánica, donde se formaría como cerrajero, oficio que ejerció durante dos años.

Ese joven que abría literalmente puertas intuía que él también podría abrir la “gran puerta” de su vida. No importaba que fuera más tarde que temprano. Su mayor ilusión era ser escritor. El germen de su destino comenzó en la biblioteca pública, donde el adolescente se lanzaba a la aventura de leer. De día trabajaba, de noche devoraba libros, todos los que podía. Contaba que su familia de espíritu, los escritores que lo marcaron definitivamente, fueron Gogol (“que se reía de todo pero con tristeza”), Montaigne (“que debería ser de lectura obligatoria para todo aquel que pretenda escribir bien”), Cervantes y, sobre todo, Kafka, “ese hombre tan curioso que desde su mediocre cotidianidad de funcionario de Banco produjo una obra de valor incalculable”. Tenía 17 años cuando leyó una frase de esas que nunca se olvidan: “Sabio es el que se contenta con el espectáculo del mundo”. Muchos años después, en 1984, seguía buscando las razones de la magnitud de ese impacto. “Escribiendo El año de la muerte de Ricardo Reis, fruto de la fascinación y el rechazo que esa frase me provocaba, descubrí que yo escribía para responderle a su autor: ‘La sabiduría no podrá ser jamás contentarse con el espectáculo del mundo’. La sabiduría está relacionada con lo opuesto: con atreverse al inconformismo, a la formulación de las preguntas definitivas, a la búsqueda profunda de razones”, recordaba Saramago.

El derecho de un hereje

En 1947 dio el primer paso en ese camino incierto de la escritura y publicó su primera novela, Tierra de pecado, mientras alternaba trabajos como mecánico, editor y periodista de Diario de Noticias, en Lisboa. Por esos años se fue encendiendo una chispa que sería central en su horizonte vital. La llama de la conciencia política fue aumentando poco a poco hasta que lo impulsó, definitivamente, a afiliarse al Partido Comunista Portugués en 1969 y a participar en la Revolución de los Claveles del 25 de abril de 1974, que puso fin a la dictadura de Salazar. La literatura era como la promesa de un canto futuro que brillaba en la lejanía. Casi veinte años de silencio no es nada, se podría decir parafraseando la letra del tango; tal vez en esos tiempos era válido estar dos décadas sin publicar porque, como afirmó en muchas ocasiones en que recapitulaba ese hiato, no tenía “nada que decir”. La poesía fue la ruta principal que tomó para regresar al centro de esa ilusión que no dejaba de titilar. Entre 1966 y 1975 salieron Poemas posibles, Probablemente alegría y El año de 1993. Calibraría su ego años después, en 2005, cuando se publicó su Poesía completa y aseguró que nunca fue “un poeta genial” ni “un gran poeta”. Tan sólo se consideraba “un buen poeta”. Curiosamente, en los últimos años, el escritor, consciente de la edad, proclamaba que tenía “algo para decir” y no dejaba pasar demasiado tiempo entre novela y novela, como si hubiera una revancha interior contra ese retiro de 19 años.

Así como la precocidad cotiza en la Bolsa literaria, a veces como si fuera un valor autónomo de las circunstancias vitales –es difícil la precocidad cuando lo que abunda es el humus de la pobreza–, la leyenda de Saramago se agigantó por haber sido un escritor de publicación tardía, un Quijote portugués que lucharía contra unos cuantos molinos de viento. En 1977 se editó la novela Manual de pintura y caligrafía, a la que siguieron el libro de cuentos Casi un objeto (1978) y la obra teatral La noche (1979). En estos libros previos al gran reconocimiento están sentadas las bases del mundo que iría construyendo. Esa señora tan esquiva, la fama, lo visitó a partir de Memorial del convento, novela situada en el siglo XVIII que ganó el Premio del Pen Club Portugués, el mismo galardón que volvió a ganar en 1984 con La muerte de Ricardo Reis. Tenía 60 años cuando alcanzó el Olimpo de la celebridad literaria, al que ingresan pocos.

Desde entonces, la fama lo acompañó siempre, a veces tanto que ese hombre de la triste figura, altísimo y delgado como un junco, parecía duplicarse para estar en tantas partes que cualquier otro mortal no resistiría, salvo que apelara a algún truco o intentara clonarse. Esa fama se disparó, se le fue por completo de las manos y lo hirió, cuando en 1991 publicó El Evangelio según Jesucristo. La iglesia lo acusó de “hereje”, el Vaticano no dejó de insultarlo en todas las lenguas posibles. La novela fue objeto de un polémico veto, un año después, cuando se retiró de la lista de candidatas al Premio Literario Europeo. El escritor se había animado a humanizar la figura de Jesús, que perdía la virginidad con María Magdalena y era un títere de Dios para multiplicar y expandir su dominación mundial. Y ardió Troya. El gobierno portugués se sumó a la campaña contra el autor; el libro se prohibió. La censura indignó tanto a Saramago que decidió autoexiliarse en Lanzarote, donde residió hasta su muerte, junto con su esposa, la traductora de sus libros, Pilar del Río. “Para defenderme de los que me llamaron hereje, no tengo más que decir que la palabra ‘herejía’, etimológicamente, quiere decir ‘el que elige otra cosa’, y que todos deberíamos tener ese derecho. Aunque las religiones nunca fueron contemplativas con los que piensan distinto ni han servido nunca para acercar a los hombres los unos a los otros”, reflexionaba tiempo después del escándalo.

Capturar la realidad

1995 fue muy especial. Saramago obtuvo del Premio Camoens al conjunto de su obra y publicó Ensayo sobre la ceguera, primera entrega de su trilogía sobre la identidad del individuo, que continuó con Todos los nombres (1998) y cerró con Ensayo sobre la lucidez (2004), donde plantea la importancia del voto en blanco a la hora de expresar la disconformidad con el poder político. Sin sacar el pie del plato de la izquierda, el escritor fustigó a los partidos de izquierda que, cuando dicen que “se acercan al centro”, en realidad “lo que hacen es acercarse a la derecha”. Alertaba que al mundo “lo dirigen organismos que no son democráticos, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Organización Mundial de Comercio”. En su país, en España o en sus visitas a la Argentina, invitaba a los ciudadanos a “perder la paciencia” y a hacer algo para intentar cambiar la situación. “Es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos”, planteaba. Tres años después, en 1998, recibiría el Nobel por haber creado una obra en la que “mediante parábolas sustentadas con imaginación, compasión e ironía, nos permite continuamente captar una realidad fugitiva”. La vida se fuga, es la principal fugitiva. Las ideas, también. Un día se le acabarían. Eso creía y decía. El miedo a que ese agotamiento llegara sin dar señales previas lo conjuraba escribiendo en una carrera contra reloj de la que fueron surgiendo La caverna (2000), El hombre duplicado (2002), Las intermitencias de la muerte (2005), Las pequeñas memorias (2006) y El viaje del elefante (2008). Esa necesidad imperiosa de luchar contra el tiempo se materializó también, en septiembre de 2008, en su blog titulado El cuaderno, “un espacio personal en la página infinita de Internet”, según comentaba el escritor que supo ser una antena ambulante que “capta lo que está en el presente”.

La obsesión de escribir de Dios se prolongaría con su última novela, Caín (2009), una figura bíblica que también humanizó Saramago, a pesar de que el fratricida de Abel goza de muy mala prensa. Quién podía negarle el derecho a meter las manos en la masa de este tópico áspero, caldo de cultivo de sempiternas polémicas. Nadie, o, mejor dicho, los mismos de siempre, los de las sotanas apolilladas. “Quiero hablar de Dios porque es un problema que afecta a toda la humanidad”, argumentaba sin ánimo de provocar. Pero provocando.

El escritor del compromiso y la lucidez explicaba este metejón con Dios repasando su formación. Nunca tuvo educación religiosa, ni en los años que estuvo en el colegio ni en su casa. No transitó por las crisis religiosas de la adolescencia ni cuando arrancó con las preguntas sobre la muerte. “Creo que la muerte es la inventora de Dios. Si fuéramos inmortales, no tendríamos motivo para inventar un Dios. Para qué. Nunca lo conoceríamos”, subrayaba en una entrevista con Juan Cruz. “Ateo es sólo una palabra. En el fondo, estoy empapado de valores cristianos, y es verdad que algunos de estos valores coinciden con valores del humanismo. Los acepto. Ahora bien, todo lo que tiene que ver con la creencia en un Dios superior y eterno, que un día me condenará, me parece una chorrada.” El telón de la novela Caín cae con una discusión, en el umbral de la puerta del Arca de Noé, entre Dios y Caín. Para el escritor es la eterna discusión, sin salida, entre el hombre y Dios. “Ni él nos entiende a nosotros, ni nosotros lo entendemos a él. Son dos entidades que no se han entendido, no se están entendiendo y no se entenderán”, advertía Saramago, autor de obras autobiográficas como Cuadernos de Lanzarote I y II (1997 y 2001). Cuando presentó esta novela en España, agitó una vez más el avispero católico al calificar a la Biblia de “manual de malas costumbres”.

El triunfo de la vida

La chispa que dispara muchas de las ficciones de Saramago parte de una pregunta. El motor de Las intermitencias de la muerte, que narra la historia de una ciudad donde la gente deja de morir, donde el factor muerte desaparece, es qué pasaría si fuéramos eternos. La primera respuesta que se evidencia es que sin la muerte, apuntaba el escritor, mucha gente se arruinaría. Pero va más allá de esa instancia al recordar, entre otras cuestiones, que la idea de la muerte es una de las raíces del poder de la Iglesia. “El problema de la Iglesia es que necesita la muerte para vivir. Sin muerte no podría haber Iglesia porque no habría resurrección. Las religiones cristianas se alimentan de la muerte. La piedra angular sobre la que se asienta el edificio administrativo, teológico, ideológico y represor de la Iglesia se desmoronaría si la muerte dejara de existir”, argumentaba. “Por eso los obispos en la novela convocan a una campaña de oración para que vuelva la muerte. Parece cruel, pero sin la muerte y la resurrección, la religión no podría seguir diciendo que nos portemos bien para vivir la vida eterna en el más allá.” Saramago dejó un libro inconcluso sobre la industria del armamento que estaba preparando. “No será sobre el Corán, pero será sobre algo tan importante como todos los coranes del mundo: por qué no hay huelgas en la industria del armamento, una huelga en la que los obreros dijeran: ‘No construimos más armas’”, anticipó.

En una de sus últimas visitas a Buenos Aires, el escritor estuvo en una escuela del barrio de Boedo. Los pibes, asombrados, no paraban de preguntarle de todo. “La vida está triunfando todos los días sobre la muerte. Yo no sé cómo terminará la vida de la humanidad, pero el único consuelo que tenemos es que cuando se muera el último ser humano se acabará la muerte”, dijo. “Pero hay una cosa muy clara: no podemos vivir sin la muerte. Hay que aceptarla. Si estamos aquí no es porque haya una predestinación, sino porque hay un gas ligero e inodoro que con tiempo suficiente se convierte en ser humano.” Aunque estaba a años luz de brillar por su sentido del humor –en sus ficciones y en sus declaraciones, si había gracia era por los desprendimientos de su ironía–, se permitió bromear sobre su muerte. “Cuando yo me muera llegará aquí la noticia: ‘Ha muerto Saramago’, y alguno de ustedes dirá: ‘Ah, ese señor, que ha estado aquí, pobrecito’. Pero no pasa nada, yo he hecho unas cuantas cosas que quedaron en mis libros. Lo que cuenta es que vamos a continuar.” La vela ya no arde, pero queda el calor de sus libros.

Fuente: Página 12

Los universos de la política y la poesía, componentes de una charla literaria

Ciclo Cuatro ficciones: Vicente Muleiro y Alberto Szpunberg traen a La Plata sus vidas y sus obras

En mayo de 2008, la editorial Mil Botellas comenzó con un ciclo (Cuatro Ficciones), que no sólo logró con el cometido de perdurar en el tiempo sino que se convirtió -quizás- en una de las pocas alternativas válidas a la hora de hablar de literatura o de todo lo que se genera en torno a ella. Ronda poesía es el nombre que eligieron sus organizadores para las jornadas del mes de junio. Este jueves , a las 19.30, bajo la consigna "Poesía y política" llegarán al Centro Cultural Islas Malvinas (19 y 51) Alberto Szpunberg y Vicente Muleiro. Diagonales repasó con ambos el universo de la poesía, el oficio de periodista y la política en la poesía o la poesía en lo política.

Alberto Szpunberg. “No todas las épocas fueron como ahora en el periodismo, si se piensa en diarios como Clarín y La Nación donde existe una verdadera dictadura de redacción y donde se impone su mirada según la política del diario. Yo fui más afortunado, y en la época que ejercí el periodismo, las redacciones eran un ámbito de discusión, charlas y hasta peleas, y la cosa política tenía licencia, se mezclaba con la cultura y se hablaba de poesía. Con Miguel Ángel Bustos trabajamos juntos en la revista Panorama entre 1971 y 1972. Con él se mezclaban desde los poemas, que intercambiábamos hasta la vida de bares, cafés y la expropiación de libros.

Personalmente ni bien pude zafar del periodismo lo hice, y me pasé al campo editorial. Fue como sacarme de encima un peso. Llegó un momento en el que empecé a sentir que se me gastaban las palabras, y las palabras desgastadas no funcionan para la poesía. A mí me interesaba la docencia, lo que pasa que cada vez que aparecía una dictadura me rajaban de la universidad. Después hubo otras situaciones y manos más duras. Escribir entre líneas se volvió imposible".

–¿Y el exilio cómo se introduce en la poesía?

–El exilio es una situación extraña, puedo hablar así porque la viví. Sí había conocido varios exiliados franquistas, pero era la historia de ellos y nunca me imaginé que la iba a vivir. Es una experiencia tan traumática, tan impactante que se te cuela por todos lados. Y llegó un momento de retomar la lucha, y comencé a denunciar todo lo que sucedía , a difundir los detenidos, desaparecidos, no todos se volcaron a ello pero sí muchos de los que formábamos parte del exilio político nos volcamos a la solidaridad con lo que ocurría en Argentina, Chile y Uruguay.

–¿Pueden convivir la poesía y la política?

–Y por qué no. Un plomero o un remisero no solo viven de sus trabajos de plomería y remises, hacen otras cosas. Entonces un poeta porque no va a poder ejercer la política o la lucha política. El plomero utiliza su caja de herramientas y el poeta sus poemas. Es distinto cuando se plantea la intencionalidad política, eso ya es casi como confundir el levante con el amor.

Vicente Muleiro. “La madre de toda relación con el lenguaje es la poesía, que después puede adquirir distintas formas y pasar a otros géneros. Mi relación con la palabra y enriquecimiento surge a partir de mi relación con la poesía. Por su parte la novela me interesa por la posibilidad de establecer determinados retablos humanos. El año pasado, se estrenó en teatro la obra Vide/la cinta fija, y fue una gran experiencia ver corporizado algo que pasó por tu cabeza, fue algo magnífico”.

–¿Cómo surgió esta posibilidad de trabajar con Norman Briski?

–Yo escribí junto a María Seaone el libro El Dictador, basado en la vida de Jorge Rafael Videla y entre muchas cosas me había quedado grabada la imagen de Videla entrenándose con una cinta fija, ejercitándose para ser un buen muerto, posibilidad que el no ofreció. Y me parecía que esa imagen tenía carnadura teatral, así que escribí un texto, Briski lo leyó, me hizo algunas recomendaciones que me parecieron muy oportunas y la rescribí. En el mes de agosto tendrá su reestreno en el Teatro Caliban.

–La charla de mañana se denomina Poesía y política, ¿cómo ve esta relación?


–No veo ninguna relación, la poesía debe ser fundamentalmente libre. Con seguridad que la subjetividad política de un escritor se va a volcar en su poesía. Y hay casos como los de Ernesto Cardenal o Pablo Neruda, en los que se dio. Pero se debe tener cuidado porque se puede caer en el panfleto. Yo soy de la idea de que la poesía sopla donde quiere. Un poeta puede escribir sobre la arquitectura de su ciudad y ser un ciudadano muy activo.

–Trabaja como periodista, ¿Cómo hace para desconectarse para meterse en el universo de la poesía?

–No hay una fórmula. En mi caso suelo vivir mucho el día. Tengo un entrenamiento. Todas las mañanas me dedico a escribir mis cosas literarias, ya sea poesía o algún proyecto de novela en el que pueda estar trabajando. Es un hábito que tengo introyectado. También es verdad que todo el mundo sabe que en el periodismo hay muchas jornadas conflictivas y entonces no resulta fácil disociarse.

De todos modos el periodismo me parece un buen lugar para un escritor, como antes quizás lo era la academia y la bohemia del café. Es un lugar donde se da una conexión muy intensa con la realidad, y la posibilidad de conocer distintos personajes. No hay una única verdad, y remarcando que no hay fórmulas fijas, cada uno es modelo de sí mismo.

Fuente: Diagonales

Cartón lleno para la literatura latinoamericana

La editorial Eloísa Cartonera crece a pasos agigantados, gracias a las ediciones de autores de la región que hace en libros con tapas de cartón pintado. Historia de un proyecto productivo y solidario que cada vez llega más lejos.

Todo lo que no sea fabricado en serie tiene ese encanto especial y, sobre todo, irrepetible.

El esfuerzo que supone el trabajo manual se traduce en la pieza terminada, en los detalles que las diferencian entre sí, y en esas marcas únicas que quedan -adrede o no- en cada uno de los productos.

Y hablando de labores artesanales confeccionados por unidad, en el barrio de La Boca existe un taller en el que poco más de una decena de personas llegan a producir miles de productos, más precisamente, libros.

El lugar se conoce con el poético nombre de “No hay cuchillo sin rosas” y es la sede de una editorial que nació en 2003 por iniciativa de tres personas ligadas a la literatura y otras artes: Washington Cucurto, Javier Barilaro y Fernanda Laguna.
El proyecto es la principal tarea de una cooperativa que se formó en torno a la confección y edición literaria, de nombre Eloísa Cartonera, y cuya novedad radica, fundamentalmente, en un hecho: los ejemplares tienen tapas de cartón intervenido, comprado a cartoneros que los juntan en la vía pública, a $ 0,25 por caja, un precio mayor al que pagan los depósitos.

En el taller, las tapas de cada uno se pintan con colores fuertes, en diseños que ya son marca identificatoria de la editorial.

Los títulos que se producen pertenecen principalmente a escritores argentinos y latinoamericanos, y sus miembros se jactan de haber podido editar alguna que otra rareza, imposible de conseguir en el país.

A un costo de 5 pesos, los ejemplares se consiguen en el taller (Aristóbulo del Valle 666), en algunas librerías de calle Corrientes, en distintas ferias, y por pedido, a través de la página web (www.eloisacartonera.com.ar).

Y tal ha sido el crecimiento de esta iniciativa, que lo recaudado les permitió comprar su propia imprenta en 2005, con la que producen un promedio de mil ejemplares por título, según contó María, miembro de la cooperativa, en diálogo con Hoy. “Lo que dejamos preparados son los interiores y después, a medida que se van vendiendo los libros, pintamos las tapas de cada uno”, señaló la mujer.

Aunque lo que más se conoce es la editorial, Eloísa Cartonera es un proyecto que persigue la autosuficiencia total de quienes la impulsan, colaborando a su vez con un enorme sector de la sociedad que, presente pero olvidado, vive de recorrida por las calles, en busca de lo que otros tiran.

“Acá le compramos el cartón a todo el que venga, siempre que esté limpio y en buenas condiciones”, cuenta María, y agrega que, después, les toca seleccionar los mejores, cortarlos, pintarlos, y ensamblarlos con las páginas.

“En el taller hacemos absolutamente todo lo que las grandes editoriales hacen con una máquina, sólo que no tenemos el dinero que tienen ellas, y por eso lo hacemos artesanalmente, generando, de paso, mano de obra”, precisa la mujer.

Entre los 200 títulos que han editado, hay cuentos, poesía y novela breve. Hacer libros -asegura María- les permite aprender oficios y conocer muchas cosas nuevas.

El ahorro que la cooperativa hizo durante muchos años, les permitió, hace un mes, comprar un terreno de una hectárea en Florencio Varela, en donde piensan extender su proyecto de autosuficiencia.

El primer plan es armar una huerta orgánica, y el que le sigue es construir una casa en la que se dicten talleres y enseñen oficios, y pueda funcionar también una escuela agrícola.

Parece mucho, pero ningún sueño está demasiado lejos para Eloísa Cartonera, un proyecto que tiene sólo siete años de vida y ya consiguió lo que cualquier gobernante no concreta ni siquiera después de redactar un extenso proyecto y pedir una partida de dinero: generar trabajo, estimular la lectura, acercar literatura de primer nivel a cualquier bolsillo, y reutilizar materiales.

Mercedes Benialgo

Fuente: Hoy